Miramar de Ansenuza y sus infinitos atardeceres
Por Marisa Malatesta especial para Revista Latitud
Desde que era muy pequeña, mis padres me llevaban a la provincia de Córdoba de vacaciones. Allí pasé inolvidables veranos entre sus ríos y sierras y valles. Ya de grande, porque ya crecí bastante; descubrí una Córdoba diferente, con aroma a mar y a sal, con infinitos y únicos atardeceres. Descubrí a Miramar, Miramar, la de Córdoba, Miramar de Ansenuza que está ubicada en el noreste de la provincia, sobre la costa sur de la gran laguna Mar Chiquita.
En ese lugar creció mi amor por la fotografía . Me recuerdo sentada sobre restos de escombro , en la orilla de la laguna con mi camarita de bolsillo , contemplando aquel primer increíble atardecer , totalmente absorta por la belleza del momento , donde el mar y el cielo se unen en un todo perfecto .
Miramar tiene mucha historia para contar y descubrir, porque gran parte de la antigua localidad quedó sepultada por las continuas crecientes de la laguna, lo que obligó a los pobladores a abandonar sus viviendas y trasladarse a lugares más seguros. Actualmente luce renovada y hermosa con su nueva costanera, que invita a recorrerla una y otra vez.
En esté lugar hay mucho para hacer, como pasear en lanchas con guías del lugar, andar en bicicleta, visitar el museo de ciencias naturales, y entre otras cosas, hacer una visita al Hotel Viena, cuyas ruinas siguen en pie cobijando historias de nazis y fantasmas. Recomiendo hacer una visita guiada al interior del hotel que se comenzó a construir en 1941 y en su momento fue una gran obra de arquitectura que reunía visitantes europeos atraídos, dicen , por las propiedades curativas de los barros de la laguna .
Demás está decir que este lugar es un maravilloso atractivo para los fotógrafos de naturaleza por la biodiversidad de su fauna, donde los flamencos rosados son los protagonistas absolutos.
Miramar se disfruta todo el año, en verano atrae a los bañistas por sus playas y el resto del año por su tranquilidad, que nos permite disfrutar mucho más de su mágico entorno natural.
En fin, las palabras no alcanzan, hay que estar ahí y dejar que la naturaleza te hable, los atardeceres te abracen una y otra vez. Enamorarse y volver …
Espectacular!! Me encanto la descripción y las fotografías que acompañan la redacción. Fui una vez pero no era fotógrafa y también lleve una camarita digital, así que después de estas cuarentenas infinitas planeare, recorridos en la provincia. Felicitaciones Marisa!!